¿Somos libres cuando elegimos?
Erróneamente es lo que hemos estado creyendo,
que somos libres al elegir lo que la vida nos debería presentar.
Pero la elección contraría, confunde, tensiona y enferma.
No somos libres cuando nos diseñamos la vida por nosotros mismos,
porque nuestro condicionamiento inconsciente nos encierra siempre
dentro de lo conocido, utilizando patrones que se repiten:
lo que nos ha dolido,
lo que hemos deseado antes,
lo que queremos ver en nosotros,
lo que los otros quieren ver, según creemos,
lo que nosotros queremos que vean,
nuestros fracasos,
nuestras frustraciones,
nuestra imagen…
Porque el pensamiento es memoria y memoria no es libertad.
La mente asocia muy rápidamente con lo que hay en una bolsa de cosas viejas,
esa es su forma de actuar.
En cada elección que haga, estaré usando esa bolsa para diseñar.
Sólo seré libre cuando le quite autoridad a ese condicionamiento,
aunque por años lo haya considerado tan importante.
Y sólo siendo libre podré ir fluyendo.
Cuando me quede disponible la energía que estaba malgastando
en elegir,
en pedir,
en controlar que sea de esa determinada manera
en luchar contra todo lo que se opone a mi deseo
y en especular cuándo será.
Libre y liviano voy fluyendo.